El acceso a sala cuna universal también plantea el desafío de la calidad. Tal como lo indica Educación 2020, en una tercera alerta frente al proyecto propuesto por el gobierno, el acceso sin calidad es peor que no ir a sala cuna.
Mucho se ha discutido de qué es calidad en educación, y sobre todo en educación de primera infancia. En lo que muchas investigaciones, educadores, e instituciones han coincido es que la Calidad se puede definir o establecer a través de la definición de varios aspectos y procesos, no depende de solo una varible.
En Sala Cuna un aspecto central será la proporción de lactantes por adulto ya que es necesario atender no sólo a las necesidades básicas de niños y niñas, sino también la de generar experiencias de aprendizaje que les permitan desarrollarse y aprender. Actualmente el coeficiente, o cantidad de niños y niñas por adulto, corresponde a 7 lactantes por técnico en párvulo en JUNJI y de 6 en el caso de INTEGRA. Este coeficiente se mejorò con los años y las políticas implementadas, pero aún está lejos del coeficiente que existe en algunos de los países más desarrollados en estas materias, el coeficiente es de 4 lactantes por adulto. La pregunta es, ¿qué coeficiente tienen hoy en día las Salas cunas particulares?
Agregar que no es sólo la cantidad de adultos por niño o niña, también es importante la calidad técnica y profesional de quienes tienen a cargo a los lactantes. Para sostener la calidad es necesario formar y capacitar permanentemente a las profesionales y técnicos de los jardines. Tanto JUNJI como INTEGRA, tienen planes de formación e invierten una gran cantidad de recursos, ¿las Sala Cuna particulares lo hacen?, ¿lo harán?, ¿Quién se preocupará de fiscalizar la calidad de los procesos de capacitación y formación?
Otro tema es que en Chile hay déficit de educadoras de párvulo y no todas las carreras están acreditadas, habría que formar a 6.000 para cubrir la matricula que espera cubrir este proyecto.
Hay que decir que una mala sala cuna tiene un impacto negativo y duradero en el desarrollo de los niños y niñas, por eso la importancia de no concebir este proyecto sólo desde la perspectiva de que las madres tengan un lugar garantizado para que ellas puedan trabajar, hay que garantizar la calidad de la atención educativa.
Otra alerta es el Nuevo modelo educativo para la educación inicial donde se espera se pueda avanzar en propuestas de atención diferentes e innovadoras, como las que han venido implementando las instituciones que imparten el servicio educativo. Como ejemplo existen las salas cuna en la cárcel, en hospitales, los programas a distancia, jardines sobre ruedas, entre otras que buscan responder a los contextos. Cualquiera de ellas responde a las políticas de educación de calidad y buscan dar acceso a toda la ciudadanía. Los recursos que se pretenden otorgar para este proyecto deberían destinarse para este fin, a cargo de las instituciones públicas que tienen experiencia en Sala Cuna.
La última alerta sobre esta propuesta es la trayectoria educativa de los lactantes. Hoy existen 747 mil niños y niñas entre 0 y 2 años, si se pretende brindar atención en sala cuna para favorecer la inserción laboral de las madres se producirá una dificultad en la atención a partir de los 3 años porque no existe capacidad para que los niños y niñas tengan acceso a Jardines infantiles, sean estos particulares, por los cuales tendrían que pagar, o sean estos de INTEGRA o JUNJI, que dan atención gratuita, ¿qué pasará entonces con la atención educativa de estos niños y niñas?. Es necesario comprender que esta propuesta en particular es muy sensible, tanto en la calidad de la educación de los lactantes como en su futuro en el sistema educativo, ¿qué harán las madres después de los 2 años de acceso a la sala cuna? La solución, invertir en más y más Salas cuna y Jardines Infantiles públicos que garanticen calidad en la atención educativa y en el acceso universal, no hay otro camino.
Paola Valenzuela Pino
Educadora de Párvulos
Licenciada en Educación