Columna de Opinión: Auestima en la Mujer

De Evelyn Gómez Castro, Psicóloga- Magister en Psicología Clínica de la Univ. de Chile

886

La autoestima se explica como un conjunto de experiencias subjetivas y de prácticas de vida que cada persona experimenta y realiza sobre sí misma. Está conformada por los pensamientos, intuiciones, conocimientos, dudas y creencias acerca de una misma, pero también por las interpretaciones de lo que nos sucede y de lo que hacemos que suceda. Es la conciencia de nuestras premisas subjetivas –nuestros anteojos- con las que leemos al mundo que nos rodea. También, contiene emociones, afectos, deseos sobre una misma y los acontecimientos, las experiencias vividas o fantaseadas. Se entiende de manera más elocuente como: amor a sí misma y como amor propio, es el respeto a una misma. Se define como conciencia de sí mismas, una identidad de género y un sentido propio de vida.
Hablar de autoestima, no resulta fácil porque el concepto mismo se ha inscrito bajo una visión ligth, difundida por la mercadotecnia y las tecnologías educativa conservadoras y fundamentalmente patriarcales. Pretende crear métodos terapéuticos para mejorar la autoestima sin cambiar el mundo. Su objetivo es cambiar hábitos, imágenes, formas de hacer las cosas, actitudes y comportamientos para adaptar a las mujeres –difundidos en revistas, teleseries, charlas, etc.-, recomendando a las mujeres ocuparse de sí mismas, para tener éxito de acuerdo a los valores hegemónicos y sentirse felices con ese sentido de realización personal. Es como si la autoestima fuera igual para todas, independiente de su cultura, etnia, nivel social o condición cultural. El mercadeo de la frase “cree en ti” a todos nos tendría que hacer sentido por igual, dirigiendo nuestra vida para alcanzar el éxito y la felicidad.
Pero es importante señalar que la autoestima tiene que ver con el género, donde se mueve dialécticamente lo social y lo personal. Implica nuestra creatividad, lo que hacemos y creamos con nuestras ideas y pasiones, y lo que inventamos momento a momento al vivir, son autoestima en acto. También es síntesis del tiempo y conexión con otras -sororidad-. Implica tener conciencia de los recursos propios, del desarrollo de habilidades. Esta conciencia conduce a que cada mujer se visualice y aprecie sus cualidades y habilidades vitales, las potencie y comparta con otras mujeres.
¿En qué grados y de qué manera se experimenta esta estima? Estableciendo pautas de autocuidado, haciendo cosas para nosotras mismas, valorando y compartiendo nuestros saberes, comprendiendo nuestros amores-odios-envidias y gratitudes hacia las otras y hacia nosotras mismas, sabiendo qué esperamos de las/los otras/otros en cuanto a nuestra realización, evaluando si somos justas con nosotras mismas y también, velando por nuestras libertades y nuestro bienestar.
Desde esta perspectiva, cada mujer puede ser maestra de las otras y a la vez ser discípula de otras maestras. Esta visión reconoce la posibilidad de aprender algo de otras, reconociendo sus saberes, valorando los aportes de cada mujer a sus vidas y a su mundo. Esta visión legitima la identidad, es un cimiento de autoestima personal y colectiva.

Fuentewww.cordonbaquedano.cl
Compartir