Se viene un nuevo aniversario patrio y como por arte de magia aparece todo el sentimiento de chilenidad, desbordando por las calles, aulas, trabajos, centros comerciales, etc.
Banderas chilenas y el tricolor por doquier, este año con un feriado larguísimo, el cual acomoda mucho en los tiempos que se están viviendo… o más bien sobreviviendo.
Pero habrá una semana de empanada y circo, más de una indigestión y borrachera, y en los mejores casos viajes a la playa, desierto, islas o cruzar ‘el alambre’ donde siempre es buena la recepción. Es mi sentido de pertenencia, el sentir que la Patagonia es solo una.
También está la cara que es mejor obviar, para que ponernos tontas graves en el mes de las Fiestas Patrias de la “shilenidad”.
Enumeremos un par de motivos, para que cada uno de los compatriotas, según su interés celebre o bien lamente.
Ejemplos claros; la aprobación de proyectos que afectan nuestro medioambiente, las falacias que a diario nos enrostran en la cara tal como, la discusión del sueldo mínimo, los resultados mezquinamente interpretados de la Casen, el aumento del desempleo según la última encuesta del INE, el proyecto de Reforma Tributaria, la penosa ejecución presupuestaria y la aun misteriosa planificación de cuál será la carta de navegación de esta administración, carta que cumpla con las promesas y las altas expectativas que generó Chile Vamos en sus votantes y que, finalmente, los llevó a ganar las elecciones. Elecciones que en la Patagonia no ganó, ya que Magallanes y Aysén fuimos regiones con memoria, que no queríamos tropezar con la misma piedra. Y hoy lo vivimos nuevamente, ya que en una región en que la movilidad económica depende del Estado, sufre las inclemencias de la falta de dinero cuando no hay ejecución en el gasto fiscal.
En mi afán de callejera, por derecho propio, gusto de charlar mucho con las personas y es así como un buen amigo chofer de maquinaria pesada, me comenta que hace meses no le sale un llamado a laborar… ¿por qué? obras paradas.
Colectiveros y taxistas comentan que las carreras andan lentas, dicen: “la gente no sale sin plata”. Los negocios de barrio, pequeños emprendimientos, terminan siendo comidos por la familia y la frustración del emprendedor, porque son esas brillantes mentes pensantes que le dicen a la “shilenidad” que todos serán emprendedores y futuros empresarios.
Pero sin desviarme de la gran celebración que se avecina, me pregunto si el mentado espíritu patrio, como varita mágica nos toca de igual manera a todos los chilenos y chilenas. ¿Será que por compartir el territorio nos hace ser uno, de Arica a Punta Arenas? y que tal como se pretende en Navidad tengamos que vibrar en la misma sintonía, los pro-vida con los pro-aborto, trabajadores honrados con ladrones, el exitoso patrón con el obrero, al que le da un aguinaldo de puro patriota que es.
Como vibramos en el mismo sentir los estudiantes -que luchan por ampliar la gratuidad en la educación- con el profesional que dice: “a mí me costó dinero estudiar y todavía estoy pagando, ustedes quieren todo gratis”.
Para que hablar de quienes se disfrazan de Mapuche y quienes sentimos y vivimos la cosmovisión con respeto y la armonía que compone nuestro Ser.
¿Tendrá sentido hacernos estos cuestionamientos o mejor vamos a las ramadas, bailamos cueca gritamos ‘Viva Chile’ y disfrutamos de la chicha, la empaná y el “terremoto”?
Tampoco es mi idea ser una antisocial y no participar en nada para no envolverme del patriotismo y “shilenidad”, si finalmente para muchas personas es el único momento del año, que se tiene para disfrutar de momentos familiares y reuniones con amistades o seres queridos. Solo invito a la reflexión de ser amantes y respetuosos de nuestro país, de nuestras raíces de nuestros compatriotas durante todo el año.
Al fin y al cabo, la corona se supone dejó de gobernarnos, son ideas locas que las transnacionales estén devastando nuestro medioambiente y que no solo conformes con devastar el fondo marino, se quieran dar un deleite con ríos y glaciares (y los revoltosos de siempre nos opondremos).
Cabe preguntarse para qué tanto patriotismo, si los dueños siguen siendo los mismos. Ya lo recordaba el año 1905, Luis Emilio Recabarren, en Tocopilla, el 16 de septiembre en “El Proletario” más vigente que nunca.
Seamos verdaderos patriotas, evitando discriminar a las personas solo por ser o pensar diferente, no ejerzamos ningún tipo de violencia, combatir comentarios xenófobos o nacionalismos chauvinistas. Entendamos y racionalicemos todo lo que haga algo exagerado de Nación-Estado. Ya que lo preponderante ante todo es que comprendamos cómo funciona la comunidad apócrifa y será la única forma de combatirla, al estilo de cada cual y como mejor lo estime.
Construyamos comunidad, compartamos en comunidad, defendamos nuestros puntos de vista con respeto, pero por sobre todo con verdad. Apreciemos nuestros cuerpos y el de los demás, con sus diferencias de forma, color y estatura. Observemos a nuestro alrededor y sensibilicémonos de los dolores y carencia ajenas, tomando acciones concretas. Al alcance de cada uno, hay un cercano al cual puedes brindar un sincero dialogo, un rato de compañía un buen mate o vino conversado.
Tenemos mucha Patria que celebrar durante todo el año y tenemos una semana para reflexionar, compartir, disfrutar. No se acabará el mundo, y si escucha que sus vecinos se están golpeando, tome cartas en el asunto evitemos más muertes. Como siempre no conduzca en estado de ebriedad, observe a su alrededor, porque cuando no hay que echarle a la olla, una familia numerosa donde los niñ@s comen en la escuela, lo más probable es que queden desfinanciados, procuremos que nadie pase hambre, seamos solidarios.
Por sobre todo, reflexionemos que Patria queremos y sobre ello ejerzamos nuestro derecho ¡¡¡a vivirla!!!
Por mi parte, bailaré la resfalosa, como Doña Javiera Carrera y la cueca de la Violeta y la Frida!!! Lo bueno es que las bailo todo el año con ganas, ritmo y alegría!!!